jueves, 2 de julio de 2009

Libertad y Feminismo

Irene Morales fue una mujer. Fue una mujer libre para amar con pasión, para llorar apasionadamente, tomar un fusil, matar como el más fuerte de los hombres, cuidar a los enfermos con ternura de madre y morir en el más completo de los silencios como una anónima heroína... ¿Por qué razón el resto de las mujeres de la época no figuró como ella? ¿Por qué hoy en día las mujeres que se destacan en terrenos "masculinos" son relegadas de su condición de mujer y encasilladas con etiquetas diversas? Irene Morales fue más libre en el siglo XIX que muchas de las mujeres del siglo XXI...
El feminismo es un movimiento que nace en el siglo de la Ilustración. Las primeras mujeres feministas abogaban por una condición social y económica de igualdad, en la práctica, ellas querían disponer de sus bienes y herencias sin tener que pasar necesariamente por el permiso de sus maridos, sus padres o cualquier hombre que tuviera autoridad sobre ella. Más tarde el feminismo empalmó con un nuevo objetivo perseguido por las mujeres: el sufragio ¿Cuántos sacrificios costó lograr este derecho que hoy por hoy se ve tan natural y básico? Sin embargo, las mil luchas de estas mujeres han quedado impresas en antiguas páginas de periódicos de la época que- al margen de revelar sus verdaderas motivaciones, los obstáculos a vencer y las tácticas para capturar adeptos a su causa- revelan también el carácter androcéntrico del mundo. Elena Caffarenna describió en uno de sus artículos como los diarios de la época en Chile ridiculizaban las muertes de las mujeres sufragistas, a quienes tildaban de histéricas, locas y rebeldes y que, por supuesto, constituían un mal ejemplo para cualquier mujer, sobre todo para las chilenas... pobres hombres chilenos, no sabían que en Chile existían ya mujeres que abogaban por sus derechos- a quienes persiguieron claro, buscando excusas políticas- y que consiguieron muchos avances para la época. En Chile se logra el voto femenino en 1949 (dos años después que en Inglaterra) y claramente, marcaron una tendencia importante, fueron capaces de voltear elecciones, luchar aún con más convicciones que muchos hombres por sus derechos políticos y, de paso, apoderarse de nichos que anteriormente, pertenecían sólo a los hombres. Sin embargo, en América Latina es Ecuador quien otorga el derecho a voto más tempranamente, en 1929.
Si analizamos la situación actual de la mujer podemos encontrarnos con que hemos avanzado en muchos aspectos pero, en cosas esenciales, seguimos tan mal como antaño. De partida, a las mujeres que abogan por derechos femeninos se les enmarca en un estereotipo prejuicioso, solamente para debilitar esa postura. ¿Qué sucedió en Chile cuando nuestra actual presidenta inició su campaña para llegar al gobierno? Refresquemos la memoria: muchos hombres consideraban imposible que una mujer llegara a la Moneda, que pudiera tener una votación decente y que, mucho menos, pudiera sacar adelante un gobierno. Es más, en círculos académicos los comentarios masculinos dejaron mucho que desear y, sin embargo, constituímos un país avanzado, democrático, donde todos valemos lo mismo..
Cuando hablamos de feminismo el sólo concepto encierra algo negativo, un fanatismo desvinculado de la realidad pero, en la práctica, las reivindicaciones femeninas de las mujeres del siglo XIX aún están aquí, entre nosotros sin que nadie haga nada. Para nadie es secreto que hombres y mujeres ganan distintos sueldos por un mismo trabajo; o que la maternidad toma una posición ambivalentemente cínica: "Admiramos la maternidad pero no la necesitamos en las fábricas, industrias y empresas", "Contratar una mujer es muy caro" ¿Acaso no son las mismas discusiones estériles del siglo XIX? ¿En qué hemos avanzado hacia la modernidad?
La historia de las mujeres no se ha escrito porque todavía no se ha aceptado su historicidad, las mujeres no han pasado a los libros de Historia porque aún existe la idea de que no han participado de los circuitos económicos de la sociedad; económicamente, políticamente, legalmente- aún en el siglo XXI- continúan siendo un lastre para quienes tienen el poder. ¿Qué se hace al respecto? Poco... y mientras esto suceda, para disgusto del machismo organizado, las feministas continuarán reivindicando- con toda razón- sus derechos inalienables.

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