La polémica nuevamente se ha instalado en el mundo de la literatura nacional y, otra vez, Isabel Allende en el centro de ella. Parece ser que en este país continuamos inmersos en un mundo patriarcal donde las mujeres - algunas más que otras, según atributos- sólo servirían para adornar. El ejercicio de la escritura, el intelectual, el político, siguen siendo terrenos que los hombres consideran propio y donde las mujeres son meras intrusas que, por supuesto, realizan mal su labor.
No quiero convertir esta nota en un discurso apologético de la Allende pero sí, reivindicar el trabajo de las mujeres en el tema de la literatura y la historiografía. Considero que ya basta, que los hombres no son dueños de nada más que sus versiones de la vida y de la historia pero que, los discursos femeninos de todo tipo, han sido invisibilizados de distintas maneras. Hoy, en pleno siglo XXI, donde los gobiernos y las sociedades se jactan de hablar de los grandes evances en materia de igualdad de géneros, es más difícil invisibilizar y callar al "sexo débil", ya no se pueden usar tan abiertamente las condenas morales, la histeria como forma de locura, el abandono de los deberes de madre y de esposa por la labor intelectual pero, hoy, se puede minimizar el aporte de las mujeres al mundo, se las puede comparar a los hombres y, lógicamente, perder en esta lucha. ¿Qué se ha dicho de la Allende? Que es muy comercial, que no es superior a otros escritores, que sus historias son repetitivas y tediosas ¿Acaso es un mal femenino? ¿Acaso- con todo el respeto que me merece el Sr. Marquez- Macondo y demases no se hacen tediosos y fantásticos? (no en vano se considera el fundador del "realismo mágico")
Si el Premio Nacional se concediera por "productividad" (poniéndome a tono con el marco gubernamental actual) Allende ganaría de sobra, si se concediera por ventas- de tiendas y de cunetas- también lo ganaría, si se concediera por el aporte a la lectura en Chile- donde la gente lee en promedio, un libro al año- también debería ganar... Conozco gente que no lee jamás pero, un libro de la Allende, la ha convertido en un eventual "devorador de libros". ¿Importa si es comercial? (cuestión dificil de entender porque al fin y al cabo, todos los artistas deben vivir de esto) No creo que importe, lo que sí claramente importa para el jurado de este premio, es que es mujer y habla desde su condición de mujer, con mano femenina, corazón femenino e ideas femeninas, no les preocupa su "calidad" les preocupa su género (y quizás, pensándolo bien, su apellido). Lamentablemente, este tema no es propio de Chile, existe en otros lugares. ¿Donde? recordemos el caso- polémico por cierto- de J.K. Rowling y su famosísimo Harry Potter. Sus partidarios hablaban- no sin razón, del aporte a la lectura "universal", en una generación donde los niños y jóvenes ya no leen, Harry Potter se leyó completo, sus siete tomos traducidos a innumerables idiomas dieron la vuelta al mundo y provocaron el milagro: los niños se devoraban los libros. ¿Ganó algún premio clásico en su país? ninguno, es que era un libro muy comercial fue el argumento empleado y perdió además en la comparación con Tolkien y otros autores de ficción no comerciales...
¿Qué tiene que hacer una mujer para alcanzar notoriedad y respeto en mundos claramente masculinizados? Porque no puedo entender cómo estamos discutiendo un tema de capacidades intelectuales entre los géneros cuando ya tenemos un Premio Nobel (otro punto polémico porque a la Mistral se le concedió primero el Nobel y a los años después el Nacional. ¿Los parámetros chilenos son más exigentes que la Academia Sueca?) y Marcela Paz también fue galordoneada en Chile con su ¿no? comercial Papelucho... ¿Qué sucede con las mujeres en Chile? ¿Por qué los premios nacionales son propiedad de los hombres? ¿Por qué hay áreas donde las mujeres no son reconocidas a pesar de sus trabajos? En la literatura, en Historia, en Ciencias, muchas mujeres trabajan calladamente analizando y reflexionando, desde sus disciplinas, el mundo que les rodea. Si queremos respuestas, necesitamos entender el mundo con ambas ópticas: la masculina y la femenina y, sobre lo primero, ya tenemos bastante... ahora debiera ser el tiempo para las mujeres.
